Hasta que las estrellas caigan by Dani Vera

Hasta que las estrellas caigan by Dani Vera

autor:Dani Vera [Vera, Dani]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2021-12-06T00:00:00+00:00


20

¡O me ayudáis o me casan!

El piloto miró con perplejidad a Vega. No sabía de qué hablaba, pero tampoco qué carajo hacía allí la tal Estefanía. Ni cómo lo había encontrado. Lo único que deseaba era terminar la noche en su cama junto a ella, no con la voz de pito de la amiga de su madre. Se preguntó cómo habían cogido tanta confianza. Esperó a que su chica se recompusiera.

—Si te parece bien, saldré primero. Así no sabrán que estábamos juntos, y no habrá problemas —⁠susurró Óscar.

Vega tan solo asintió. Tenía ganas de chocársela con la pared por ser tan débil y sucumbir con tanta facilidad a los encantos de ese hombre.

—Es sencillo caer en esta tentación, Vega. No te fustigues. A cualquiera en mi situación, le habría pasado lo mismo —⁠murmuró para sí misma.

—¿Cómo dices? —preguntó antes de abrir la puerta.

—Nada, que para ti esta situación es muy sencilla.

—¿Por qué?

—Por nada. Vete, antes de que tu chica se dé cuenta de que la has engañado.

—¿De qué hablas? ¡Esa mujer no es mi chica!

—Pues está en todas partes. ¡Y vete ya!

Óscar cerró la puerta tras salir con una enorme sonrisa en la cara. Vega, su chica loca, tenía un ataque de celos. Cuando se dio cuenta del camino que cogían sus pensamientos, se paró de bruces. No. No era su chica. No podía serlo porque él no estaba enamorado de ella. Tan solo era un buen polvo. Y últimamente con todo el tema del contrato y la prensa estaba escaso de sexo. Solo era un calentón. «¿Escaso de sexo? Si desde que la conozco me la follo a la menor oportunidad».

—Cariño, tu madre nos espera. Quiere que tomemos un café en tu casa.

—¿Qué haces aquí? ¿Me has seguido? Estaba a punto de marcharme. Estoy muy cansado y mañana tengo trabajo. No es una buena idea.

—¡Pero no entrenas!

—¿Y? Que no me monte en un coche no significa que no trabaje. Tengo varias reuniones a primera hora. En unos minutos doy un discurso, justo después me marcho. Es tarde. Despídeme de mi madre.

Óscar se marchó sin mirar atrás, mientras Estefanía se quedaba sin saber qué hacer. De nuevo, se le había escapado, aunque no estaba dispuesta a dejarlo ir sin más. Necesitaba casarse con él antes de que la empresa de su padre quebrara. O, al menos, conseguir que la prensa creyera que mantenían una relación para que la llamaran de los programas de televisión. Si jugaba bien sus cartas, sería muy pronto, ya que tenía de su parte a doña Faustina.

Regresó a la sala mientras Vega, escondida tras la puerta, escuchaba toda la conversación entre los dos. Estaba demasiado enfadada como para salir. Si se topaba con alguien en ese momento, lo haría picadillo. Y no era algo que le conviniera a ninguno de los dos. Debía ser prudente. O cometería una locura. ¿Por celos? No. Simplemente no quería que su trabajo se viera perjudicado. Ya tenía problemas en la empresa porque no todos los de la junta creían en su proyecto.



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